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31/07/2001 - LA VANGUARDIA

CRÍTICA DE MÚSICA CLÁSICA: Musicalmente maduras

ANTONI BATISTA

COR VIVALDI PETITS CANTORS DE CATALUNYA
Intérpretes: Cor Vivaldi Petits Cantors de Catalunya. Arnau Farré, órgano. Òscar Boada, piano y director
Obras: Lvovsky, Caccini, Mesa, Schubert, Britten, Thompson, Holst, Adams, Piazzola, Bernstein, Luboff, Li Ping, J. Strauss, Morera
Lugar y fecha: iglesia del Carme (29/VII/2001). XV Festival de Peralada



El Cor Vivaldi Petits Cantors de Catalunya -más bien en femenino, porque actualmente son todo niñas- es una de las joyas musicales de este país. Sus premios internacionales acreditan su trabajo y sus conciertos son verdaderos monumentos musicales levantados desde la constancia del trabajo exigente y bien hecho. El maestro Òscar Boada ha logrado optimizar recursos infantiles para conseguir una música plenamente madura. Sucedieron al Orfeón Donostiarra en el Festival de Peralada y pasaron tan ambiciosa prueba.

Las partituras que interpreta este fantástico coro son difíciles, eso de entrada, nada más lejos de la idea de un grupo de niños cantando infantiles canciones de estribillo en estribillo. Este pequeño gran coro canta pentagramas de Schubert, de Britten, de Bernstein, de Strauss..., y satisface plenamente las exigencias de los compositores que los escribieron.

Hay una materia prima de excelentes voces, muy bien seleccionadas, bien timbradas, afinadas, cohesionadas, que además de cantar bien saben interpretar, saben pasearse por el diapasón puntuando las frases y regular un volumen de múltiples registros, sopas de letras de "pes" y "efes".

Òscar Boada recrea las obras que se pone en el atril, les busca su filosofía y se la hace comprensible a las niñas, para que luego ellas viertan todo el arte que poseen. El maestro, además, piensa mucho en el repertorio. Un programa muy original con un tributo a la música litúrgica, que tanto hizo por las voces blancas, y con un viaje por el mundo musical, que resulta abierto y estimulante, desde Estados Unidos hasta China, pasando por Buenos Aires.

Otro éxito de visión de los programadores del Festival de Peralada, que apostaron a una carta difícil, porque hay una tendencia a menospreciar el arte si el intérprete es menor de edad. Siempre y cuando, por supuesto, no se sea un vienés vestido de marinerito.